Leonel Alesis - La Luna Boca Abajo

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Autor 
Leonel Alesis - Campana, Buenos Aires. 

Tipo

Poesía

Extensión:

 92 pág.

Tamaño:

 11cm x 18cm

Arte de tapa:

 Piedrabuena sobre original de William Adolphe Bouguereau (1825-1905) 

Diseño de Interiores:

 Piedrabuena

SINOPSIS EDITORIAL

Entrevista de TCH a Leonel Alesis:

1) ¿Cuándo y cómo fue que te diste cuenta que debías comunicar a través de la escritura?

No tengo idea de cuándo ni cómo, pero debe haber sido a una edad muy temprana. Me acuerdo de mis intentos por escribir cuentos de terror en esas aulas inmensas y heladas de la escuela primaria de Ariel del Plata. Si tengo que poner una fecha, diría que en algún momento del año 2001 o 2002 leí el primer libro de El señor de los anillos y supe que quería ser escritor. 

2) ¿Cuales son las condiciones ideales para una buena sesión de escritura? ¿Música, silencio, soledad, bebidas, otros...?

El único requisito inamovible es la soledad. En cuanto a lo demás, todo depende del lugar y momento en el que una idea surge, y lo mejor es intentar adaptarte al presente y ver qué pasa. Si se te ocurre algo en una parada de colectivo a las 11 de la noche, tiritando, en una esquina oscura, lo mejor es escribirlo. Algo muy puro se pierde si no lo sacamos de nosotros y dejamos que sea envenenado por el tiempo y la reflexión innecesaria. 

3) ¿Cómo es el proceso creativo con el que trabajas?

Si se me ocurre una idea para un poema, por lo general es una frase, y esa frase viene recargada con una idea que quiero transmitir. Bosquejar un poema es jugar con las palabras, es un juego muy espontáneo para mí, por lo que no hay mucha reflexión al respecto, o por lo menos la necesaria, no demasiada. En los cuentos pasa otra cosa, requieren muchísimo más trabajo, ya no hay tanta espontaneidad. Se me ocurre una idea y la anoto en un cuaderno lleno de ideas para cuentos. Dejo que la idea repose y se ramifique por días, semanas, meses incluso. Cuando sé que llegó el momento, hago una columna de ítems y anotaciones de todo tipo donde resumo la historia general. Y entonces la escribo. Para los dos procesos, es fundamental la relectura y la corrección.

4) ¿Qué consejo darías a un escritor amigo al que se le ha ido la inspiración? ¿Cómo viene la inspiración a vos?

Una idea viene en cualquier momento. Por alguna razón que no me interesa entender, nunca me escasearon. Le diría que cuando uno no tiene nada que decir, lo mejor es quedarse callado.

5) ¿Qué libro o libros te parece imprescindible leer antes de morir y por qué?

Antes de morir, es imprescindible hacerse un momento en vida para leer El libro tibetano de los muertos. Con suerte cuando pasen al otro lado estarán menos perdidos que los que no lo leyeron. 

6) ¿Crees posible algún día escribir colectivamente con otros escritores en un proyecto conjunto o esta es un profesión solitaria?

No lo creo, para mí es el más solitario de todos los actos que realizo en mi vida. 

7) De todo lo que has escrito, ¿cuál es tu pieza favorita? ¿Dónde podemos leerla?

Siempre la última. 

8) Además de escribir, ¿en qué otra cosa eres habilidoso? ¿Dedicas tiempo a otra actividad creativa?

Me gusta experimentar con la música también.

9) De todo cuánto hay en el mundo, ¿cuál es el tema que más te ha fascinado desde que tienes memoria?

El nacimiento del pensamiento religioso y la relación entre la moral cristiana y el comportamiento humano. 

10) ¿Qué cosas crees que deberían cambiar en el mundo de hoy día? Si tú tomaras las decisiones, ¿cómo las cambiarias? 

No sabría decir qué cosas hay que cambiar para hacer de este el mejor de los mundos posibles; de lo que sí estoy seguro, aunque suene a cliché (el cliché no es malo, lo malo es el mal uso del cliché), es que el cambio empieza en uno mismo. A veces miro a algunas personas y siento que no están intentando conocerse a sí mismas, que es uno de los grandes objetivos de la vida, si es que hay uno, o por lo menos un objetivo que yo persigo (y la meditación es una parte esencial de ese proceso de autodescubrimiento constante). No hay que vivir la vida que los otros nos imponen, no hay que pensar los pensamientos de los otros, no hay que hablar con las voces de los otros. Hay que preguntarse siempre porqué, buscar el origen de todo aquello que nos rodea, hay que cuestionar la utilidad y veracidad de todos los credos que nos impusieron desde chicos: la religión, la política, los prejuicios de todo tipo (el veneno de toda mente clara), las tradiciones paternales, la amistad, etc, que al fin y al cabo no son más que opiniones. Yo creo que el cambio empieza en el cuestionamiento de todas esas imposiciones que nunca pedimos al venir al mundo, y con las que sin embargo vivimos y reproducimos día a día como zombies. Las redes sociales seguramente sean estudiadas dentro de 300 años como un fiel reflejo del estado mental del hombre a principios del siglo XXI. Siento que las personas viven y comentan la vida de los otros, y no se preocupan por vivir su propia existencia terrenal con la intensidad pura, íntima y personal con la que debería vivirse. La autocrítica, la reflexión en torno a los prejuicios, la eliminación de pensamientos tóxicos, con suerte conducen a la piedad, a la compasión, al deseo de mejorar como personas. Dicho a grosso modo, creo que ese sería un lindo comienzo.